¡AL DESPACHO DEL DIRECTOR!

Recuerdo perfectamente mi primer día en el edificio grande del colegio. Iniciaba una nueva etapa después de Infantil; La Educación Primaria. Un tal 12 de septiembre, el día del año menos deseado por todos los niños españoles, comenzaba lloviendo el nuevo curso.

Padres acompañaban a sus hijos a la presentación que con suerte, tanto para los profesionales de la enseñanza como para la familia, sería su primer y único encuentro hasta el próximo mes de Junio. A mis padres les quedaba poco tiempo para disfrutar de aquella tregua. A partir de 2º de primaria ya habrían asimilado las frecuentes llamadas invitándolos al centro.

Creo que uno de mis primeros pensamientos esa mañana fue el reencuentro con mis amigos de Infantil, hecho que sí sucedió al par de horas acompañado de la grata sorpresa que todos habían caído en el otro grupo. Sin embargo, la mayor sorpresa fue la seria charla de introducción.

– Espero que sepáis que divertirse en la escuela ya ha llegado a su fin. Ya sois mayores. Estáis aquí para estudiar. Y nosotros estamos aquí para guiaros hacia vuestra próxima etapa; la ESO. Allí os prepararán para el Bachillerato donde os orientarán hacia la universidad. En la facultad os proporcionarán los conocimientos para que hagáis un Máster, y así si tenéis suerte algún día quizás ocuparéis mi puesto de trabajo y daréis charlas como esta a futuras generaciones.

Al poco tiempo tuve el placer de incorporarme al popular grupo de estudiantes »Ley del mínimo esfuerzo». Vale. Lo admito. Soy un poco flojo. Sin embargo, ahora que estamos en 2017, en mi defensa diré que también existe un YO responsable que se curra los trabajos de clase. Solo que rara vez se deja ver.

Un ejemplo. ¡Vaya ser que no me creáis!

A ver si recuerdo alguno… Un momento…  … …

Si no me equivoco la primera vez que el YO trabajador se presentó fue en Plástica.

– Chicos, tenéis una semana para realizar un trabajo manual con cartones, plásticos, pinturas… Que sea original. ¡No me plagiéis uno de Art Attack! ¿Estamos o no estamos?

El cementerio de la ciudad separa mi barrio del colegio. Todos los días contemplaba los copos de cipreses al menos dos veces.  Quizás aquellos fuesen la inspiración a mi proyecto.

Aun dedicándole varias horas al día me llevó casi el plazo entero. Pero definitivamente mereció la pena. Tenía muchísimas ganas de enseñárselo al profesor y a toda la clase. Les iba a encantar. O al menos eso pensaba en el momento. Sin embargo todavía faltaba el detalle definitivo. El que me conseguiría bastante fama entre los alumnos.  El que me haría acabar en el despacho del director ¿Qué nombres pondría en las lápidas?

¡SI! EFECTIVAMENTE. Mi trabajo era un cementerio en miniatura. Finalmente, como no podía ser de otra forma,  los profesores tuvieron el honor de aparecer mencionados en el proyecto.

Al día siguiente, cuando por fin pude revelar mi obra, la recepción entre los compañeros fue enorme. Acabó siendo como uno de los fenómenos virales tan típicos de esta segunda década del siglo XXI, como el Ice Bucket Challenge o el irrepetible Harlem Shake. Todos empezaron a construir sus propios cementerios y los cadáveres de los maestros viajaban de fosa en fosa.  Le faltó tener su propio hashtag en Twitter, pero claro, la red social del pajarito no existía entonces.  El profesor, en cambio,  no parecía mostrar el mismo entusiasmo que mis compañeros. – ¡Al despacho del director!  Y no es para recoger ningún premio.

Con poco pelo y cara de emoticono de enfado, el todopoderoso director Lugardo tenía un carácter un poco desafortunado. No sabía controlar sus exabruptos a tal extremo que si no respondías exactamente como él quería incurría en gastos innecesarios para el centro. Digo esto porque su ira en ocasiones destrozó varias mesas e incluso un radiador. Pero bueno, eso ya desenlaza en otras historias. Quizás en un futuro decida compartirlas.

colegio

¡Por cierto! Antes de que se me olvide. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia  🙂

Próxima historia:

LA HORA DE JOSÉ MARTÍNEZ

4 comentarios sobre “¡AL DESPACHO DEL DIRECTOR!

  1. Has hecho bien indicando que es ficticio porque no me parece raro en absoluto, me lo estaba creyendo.
    Menos mal que la educación está cambiando poco a poco.
    PD: yo siempre he notado cierto talento en ti con las artes, así que espero que tu gusto por ellas si fuera cierto. XD

    Le gusta a 1 persona

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